- José Miguel Azevedo Cardoso
- Nacido en Trofa (Portugal), el 28 de mayo de 1972
- Temporadas en el Celta: 2018\19 (1)
- Equipos: R.C. Celta de Vigo \ F.C. Nantes \ Río Ave.
- Quizás fue muy precipitado contratar a un entrenador con escasa experiencia en los banquillos y mucha como asistente técnico, sobre todo si tenemos en cuenta que el encargado de dirigir un vestuario tiene que enderezar el rumbo de un club amenazado por el descenso con nulos conocimientos de la Liga Española. Tampoco se le puede culpar a él de todo.
La estancia de José Miguel Azevedo Cardoso en Vigo duró apenas cuatro meses. Llegó al Celta para suplir a un Antonio Mohamed con el que no se tuvo paciencia y al final fue peor el remedio que la enfermedad o, como también se suele decir, "se fue de Guatemala a Guatepeor".
El portugués gozó de más oportunidades que su antecesor, y más si estudiamos la situación y nos damos cuenta de que el Celta perdió contra varios rivales directos que optaban al descenso. Él contaba con el apoyo del club, impulsado sobre todo por los jugadores que, por lo visto, todos estaban con él. El resultado: la peor racha de un entrenador céltico y a dos puntos de los puestos rojos.
- Natural de Trofa, una localidad lusa muy cercana a Galicia, Cardoso llegó a reconocer que cuando era pequeño, sus padres solían llevarle mucho a Galicia para comer marisco y admirar los paisajes de sus lares. Al final acabó trabajando allí, muy cerquita de casa, pero su estancia en Vigo duró lo que duran las vacaciones de una familia adinerada, incluso algo menos.
Su historial hablaba muy bien de él. Políglota, estudioso del fútbol y con una preparación a nivel de experto. Nunca se dedicó al fútbol como jugador profesional, pero su formación académica para el deporte no deja lugar a dudas. Es Licenciado en Ciencias del Deporte por la Universidad de Porto, incluso tiene un Máster. Su dedicación en los campos de entrenamiento se inicia en las filas del Oporto, ejerciendo como técnico del equipo juvenil. Mientras continuaba ejerciendo como profesor de Educación Física en una escuela de Trofa, Miguel siguió adquiriendo conocimientos en el fútbol base del club de Porto, en el que llegó a permanecer casi una década. Posteriormente daría el salto al equipo filial para trabajar como preparador físico y asistente.
A partir de entonces, el técnico luso decidió seguir dedicándose a las labores de ayudante, pasando por clubes como Os Belenenses, Sporting de Braga y el también Sporting de Portugal. Tras aquella etapa en Lisboa, Cardoso viaja al país vecino para ingresar en las filas del Deportivo de La Coruña para seguir cumpliendo con la misma faceta. Más tarde, el haber entrenado en la ciudad herculina le jugaría una mala pasada en su presentación como entrenador del Celta, confundiendo el nombre del equipo vigués con el del Deportivo.
Pero antes de aterrizar en Vigo, Miguel Cardoso emprendería su nueva aventura en solitario dirigiendo al Río Ave en su Portugal natal. Allí estaría una temporada en la máxima categoría lusa, clasificando con éxito al conjunto de Vila do Conde en un quinto puesto que dio el pase a la Europa League.
En vista de su buena labor en Portugal, la directiva del Nantes decidió hacerse con sus servicios. Sin embargo, en Francia no pasaría de las ocho jornadas, siendo sustituido por el bosnio Vahid Halilhodžić tras una nefasta racha de cuatro derrotas, tres empates y tan solo una victoria.
En Vigo ya eran conscientes de su último fracaso en la Ligue 1, y aún así, la directiva de Carlos Mouriño prefirió tener en cuenta su pasado en el Río Ave y esos conocimientos que recoge de su iniciación técnica. Mohamed sería cesado tras una derrota local ante el Madrid (2-4), y el 12 de noviembre de 2018, ya se conocía el nombre de su sucesor: José Miguel Azevedo Cardoso.
Cardoso duró trece jornadas como entrenador celeste. |
Pese a aquel irrelevante incidente, Cardoso se mostró muy ilusionado con su nueva etapa como entrenador del R.C. Celta. Aquel equipo que con Mohamed optaba a ganar un título, debería conformarse con hallar la salvación, y si se puede permitir el lujo una vez confirmada la permanencia, soñar con los puestos que dan derecho a competir en Europa.
Miguel se puso rápidamente el mono de trabajo y preparó a conciencia su estreno ante la Real Sociedad. Dicho debut se produciría en Anoeta, el 26 de noviembre de 2018. Corría la decimotercera jornada, mal número para empezar. El técnico portugués no haría valer ese dicho futbolístico tan popular que dice "nuevo entrenador, victoria segura", nada más lejos de la realidad. Pese a que la imagen del equipo fue buena, el equipo txuriurdin ganaría por 2-1. En la siguiente jornada trabajaría su primer triunfo como celeste, en una trabajado partido que el Celta se llevó tras imponerse por 2-0 al Huesca, ambos goles de Iago Aspas.
Después vino su primer y único partido de Copa. Cardoso prefirió "tirar" la competición copera sacando un once atípico ante la Real Sociedad, algo que nadie le reprochó al darse mayor prioridad a la situación liguera. Fue todo un acierto, pues la escuadra olívica sacaría una valiosa victoria de El Madrigal al vencer al Villarreal por un sufrido 2-3. El cielo parecía despejarse.
Huesca y Villarreal serían los únicos rivales directos a los que el portugués supo ganar la partida, pues a partir de entonces llegarían los malos resultados. Primero un empate en Balaídos ante el Leganés, y posteriormente llegarían cinco derrotas consecutivas ante Barça, Athletic, Rayo, Valencia y Valladolid. Cuatro de esos rivales eran rivales por el descenso en esos momentos, y todos salieron airosos.
El Celta de Cardoso actuó de equipo aspirina para sus rivales, concediendo victorias a equipos que despegaban mientras el conjunto celeste se hundía. La directiva mostraría su confianza en el entrenador a expensas de lo que ocurriera en Balaídos frente al Sevilla, y un Celta engañoso vencería por 1-0.
- La cosa iría a peor. Iago Aspas, que llevaba lesionado desde la visita al Nou Camp, recaería de su lesión tras otra derrota en Getafe. Durante el calentamiento de una dolorosa derrota local ante el Levante, el jugador recaería con un diagnóstico preocupante que le apartaría de los terrenos de juego un mes más. Mientras, el cuadro levantino humillaría a los célticos con una derrota por 1-4.
Vale que al Celta le faltaba Iago, vale que los arbitrajes no favorecieron en ocasiones, pero lo que sí quedaba claro es que el equipo mostraba una imagen penosa jornada tras jornada, y mientras Cardoso seguía haciendo experimentos con gaseosa. Defensa de cinco hombres, Brais en punta, apoyo total con jugadores como Jozabed y Juncà... Eso acabó por cansar a la afición, y el club no tendría más remedio que cesar al portugués tras la última derrota en Ipurua con el Éibar como rival (1-0). Otro competidor que escapa.
Ese partido ante el Éibar, ese maldito número trece de la jornada señalada marcaría su final como entrenador de un equipo necesitado de puntos. A Cardoso se le notaba desquiciado, consciente de que la situación se le iba de las manos, que ya no había nada que hacer.
Trece jornadas con ocho derrotas, dos empates y tres victorias, cuatro puntos de treinta posibles y el celta a dos puntos del descenso amenazado por Huesca, Villarreal y Rayo. A Miguel Cardoso se le acabarían los créditos y ya no le serviría ni el apoyo de la plantilla. Una de las peores rachas del Celta en Primera acabaría con su etapa en el banquillo de Balaídos, donde no se sentaría jamás.
El 3 de marzo se conoce su sucesor, Fran Escribá. Éste tendrá que lidiar con una complicada situación causada por una mala gestión del club. Tampoco se le puede culpar de todo al portugués, ya que sabido el delicado estado del Celta en Liga, lo mejor hubiera sido buscar un entrenador con experiencia en la categoría, y no fue así.
De lo que tampoco se le puede acusar es de falta de compromiso. El de Trofa siempre se mostró entusiasmado con el equipo y la ciudad, pero las constantes cabezonerías de contar con jugadores inadecuados o la manía de modificar posiciones y esquemas en el campo, ha hecho que el portugués se marchase sin cumplir con el objetivo. Solo queda agradecer su compromiso y desearle suerte allá donde vaya.
Como técnico celeste, Miguel Cardoso acumuló ocho derrotas, dos empates y solo tres victorias. |
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