viernes, 22 de marzo de 2019
Mouriño salva y perjudica al Celta.
- La situación está a flor de piel, y todo aquel que antes adoraba al máximo mandatario del R.C. Celta, ahora pide su dimisión. Está claro que no toda la afición opina igual, pero este año lleno de controversias ha hecho que muchos aficionados den la espalda al que no hace mucho evitó la desaparición del club vigués.
Vaya por delante que es incomprensible mezclarse en política y utilizar la casa del celtismo para dar cobijo a un partido político en vísperas de las elecciones. Ninguna clase política debería tener cabida en la sede del Real Club Celta de Vigo, ya sea de izquierdas, de derechas, del centro y de allá arriba, de donde luce el arito de Saturno.
Eso no significa que la labor de este señor haya sido en vano, sobre todo en los años más difíciles del club. Nadie debería cuestionar su celtismo, cuando hay hechos fehacientes de que la cabeza más visible del Celta se ha llegado a rascar su propio bolsillo para evitar una inminente desaparición.
Deberíamos remontarnos a aquellos años anteriores al largo lustro del equipo en Segunda División, cuando Carlos Mouriño se hizo cargo de un club mal gestionado que otrora pagaba fichas inasumibles en los inolvidables tiempos europeos de finales de los noventa e inicios del nuevo milenio.
Mouriño también supo satisfacer al aficionado con pasearse por el reino europeo sin la necesidad de pagar exageradas cantidades de dinero. Es más, el Celta nunca había llegado a dos semifinales en una misma temporada, y esto fue posible durante el ejercicio 2016\17.
El equipo vigués nunca se había plantado en una semifinal de la antigua Copa de la UEFA, y aquel año tuvo serias opciones de pasar a una final de la moderna Europa League si el desagradecido azahar del fútbol no nos hubiera privado de ver puerta en Old Trafford.
Pero Carlos Mouriño estuvo en las duras y en las maduras. Construyó una base firme para que el equipo regresase a Primera, lidiando con los altos cargos de la Federación para poder pagar la deuda céltica hasta no deber ni un céntimo.
Aquel Celta no podía derrochar dinero, pero sí ingeniárselas para retornar a la élite del fútbol español. Para ello, el presidente celeste decidió fichar a un viejo conocido del celtismo, Eusebio Sacristán. Especializado en escarbar en la cantera de grandes equipos, el vallisoletano fue descubriendo a Iago Aspas, Denis, Santi Mina, Hugo Mallo, Jonny, Yoel, Rubén Blanco, Rodrigo...
Todos ellos llegarían a la élite, algunos para seguir en el Celta y otros para saldar las cuentas pendientes con la ley concursal. Con el paso del tiempo, eso le permitió al Celta volver a Primera División y, ya de paso, figurar como uno de los pocos clubes que poseen varios canteranos en el equipo.
Con vena celeste y sangre gallega, el club respaldado por Mouriño fue instalándose en la categoría de los grandes y contó, sin pasarse de precio, con buenos futbolistas que ofrecieron grandes tardes de fútbol a Balaídos... Y la del campo es otra cuestión.
Hace no muchos años, el celtismo pedía a gritos un campo nuevo y unas instalaciones deportivas a la altura de los clubes más grandes del mundo. No entraré en el eterno debate de púgiles,en el que figura el alcalde Abel Caballero y Carlos Mouriño, esto no beneficia a nadie.
Lo que sí puedo asegurar es que Balaídos perteneció al Celta antes de que en los años cincuenta se viviera otra durísima crisis para el club vigués. Mouriño le quiere devolver al Celta lo que es del Celta, ya sea en Vigo o en Mos. Sería fenomenal conservar Balaídos como la casa del Celta, aunque no mediante un usufructo de una morada que se cae a pedazos.
En definitiva. Muchos deberíamos echar la vista atrás y recordar al llamado "Señor Feudal" bajándose de su autocar en un municipio como Éibar para mezclarse y abrazarse con la masa celeste. Eso no lo hace cualquier presidente. Ese tipo de unión y cariño por los colores es lo que puede devolver al Celta a Primera sin necesidad de bajar. El Celta no está muerto, el Celta aún no descendió a Segunda.
miércoles, 20 de marzo de 2019
Situación de la plantilla en caso de descenso.
- La temporada 2018\19 está en su tramo final y muchos se preguntan cuál será la situación de la plantilla en caso de descenso. Hay que tener en cuenta que aún quedan diez jornadas y que no todo el pescado queda vendido, por lo que solo habría que hablar de posibles marchas en el hipotético caso de que el R.C. Celta perdiese la categoría.
Primero habrá que tener en cuenta a los jugadores más caros o aquellos que cuentan con ofertas para salir de la entidad olívica. Maxi Gómez es uno de los que están en la parrilla de salida, pues todos conocemos el interés de Barça y otros clubes de la Premier League.
Hace poco supimos que el uruguayo no tiene rebaja de cláusula en caso de descenso, por lo que su marcha quedará pendiente de las suculentas ofertas que lleguen por él. En un caso parecido está Stanislav Lobotka, quien también cuenta con ofertas desde hace un año.
Otros que se dejan querer, y de ello hemos sido conscientes en los últimos días, son: Okay Yokuşlu, Mathias Jensen y Pione Sisto. Los tres podrían contar con muchas "novias" y así lo han hecho saber a través de diversas entrevistas.
Pero lo que está claro es que nadie contará con tantas ofertas como el ídolo céltico Iago Aspas. Todo quedaría pendiente de su decisión, consciente de que vivirá sus últimos años como futbolista y cualquier contrato sería bueno para afrontar ese tramo final de su carrera.
Algunos que no se pronuncian, y podrían quedarse en caso de la debacle son: Sergio Álvarez, Hugo Mallo, Rubén Blanco, David Costas, Kevin Vázquez, Juan Hernández (cedido en el Cádiz) y Brais Méndez. Todos ellos son canteranos. Brais, jugador internacional, podría contar con muchas propuestas.
Luego están los Andrew Hjulsager, Fran Beltrán, David Juncà, Jozabed Sánchez, Néstor Araújo y Gustavo Cabral. El último no cuenta para el club, así que su salida pende de un hilo. Los demás, tendrán tantas opciones de irse como de quedarse, aunque serían buenos jugadores para afrontar un rápido retorno a la categoría.
Tenemos a los cedidos. Facundo Roncaglia podría quedarse en Valencia, pues cuenta bastante para Marcelino. Claudio Beauvue (en el Caen) es toda una incógnita, al igual que el eslovaco Robert Mazáň, que se halla en el Venezia desde el mercado invernal.
Luego están los prestados por otros clubes. Será harto complicado que el Real Club Celta pudiese hacerse cargo de la ficha de jugadores como Sofiane Boufal y Wesley Hoedt, por lo que ambos volverían a sus respectivos destinos. Más asumibles serían las fichas de Ryad Boudebouz y Lucas Olaza, pero especialmente el uruguayo no cuenta para nadie.
Menos asumible es lo que cuesta tener a Emre Mor en el equipo, y más si tenemos en cuenta su actitud. El turco sería una de las bajas más seguras, al igual que la de Nemanja Radoja, apartado durante todo el curso. Seguramente, Fran Escribà sería una buena opción para volver a Primera, pero todos queremos que el valenciano haga olvidar esta difícil hecatombe de salidas sacando al Celta de los puestos rojos.
lunes, 4 de marzo de 2019
Miguel Cardoso: Compromiso con pésimos resultados.
- José Miguel Azevedo Cardoso
- Nacido en Trofa (Portugal), el 28 de mayo de 1972
- Temporadas en el Celta: 2018\19 (1)
- Equipos: R.C. Celta de Vigo \ F.C. Nantes \ Río Ave.
- Quizás fue muy precipitado contratar a un entrenador con escasa experiencia en los banquillos y mucha como asistente técnico, sobre todo si tenemos en cuenta que el encargado de dirigir un vestuario tiene que enderezar el rumbo de un club amenazado por el descenso con nulos conocimientos de la Liga Española. Tampoco se le puede culpar a él de todo.
La estancia de José Miguel Azevedo Cardoso en Vigo duró apenas cuatro meses. Llegó al Celta para suplir a un Antonio Mohamed con el que no se tuvo paciencia y al final fue peor el remedio que la enfermedad o, como también se suele decir, "se fue de Guatemala a Guatepeor".
El portugués gozó de más oportunidades que su antecesor, y más si estudiamos la situación y nos damos cuenta de que el Celta perdió contra varios rivales directos que optaban al descenso. Él contaba con el apoyo del club, impulsado sobre todo por los jugadores que, por lo visto, todos estaban con él. El resultado: la peor racha de un entrenador céltico y a dos puntos de los puestos rojos.
- Natural de Trofa, una localidad lusa muy cercana a Galicia, Cardoso llegó a reconocer que cuando era pequeño, sus padres solían llevarle mucho a Galicia para comer marisco y admirar los paisajes de sus lares. Al final acabó trabajando allí, muy cerquita de casa, pero su estancia en Vigo duró lo que duran las vacaciones de una familia adinerada, incluso algo menos.
Su historial hablaba muy bien de él. Políglota, estudioso del fútbol y con una preparación a nivel de experto. Nunca se dedicó al fútbol como jugador profesional, pero su formación académica para el deporte no deja lugar a dudas. Es Licenciado en Ciencias del Deporte por la Universidad de Porto, incluso tiene un Máster. Su dedicación en los campos de entrenamiento se inicia en las filas del Oporto, ejerciendo como técnico del equipo juvenil. Mientras continuaba ejerciendo como profesor de Educación Física en una escuela de Trofa, Miguel siguió adquiriendo conocimientos en el fútbol base del club de Porto, en el que llegó a permanecer casi una década. Posteriormente daría el salto al equipo filial para trabajar como preparador físico y asistente.
A partir de entonces, el técnico luso decidió seguir dedicándose a las labores de ayudante, pasando por clubes como Os Belenenses, Sporting de Braga y el también Sporting de Portugal. Tras aquella etapa en Lisboa, Cardoso viaja al país vecino para ingresar en las filas del Deportivo de La Coruña para seguir cumpliendo con la misma faceta. Más tarde, el haber entrenado en la ciudad herculina le jugaría una mala pasada en su presentación como entrenador del Celta, confundiendo el nombre del equipo vigués con el del Deportivo.
Pero antes de aterrizar en Vigo, Miguel Cardoso emprendería su nueva aventura en solitario dirigiendo al Río Ave en su Portugal natal. Allí estaría una temporada en la máxima categoría lusa, clasificando con éxito al conjunto de Vila do Conde en un quinto puesto que dio el pase a la Europa League.
En vista de su buena labor en Portugal, la directiva del Nantes decidió hacerse con sus servicios. Sin embargo, en Francia no pasaría de las ocho jornadas, siendo sustituido por el bosnio Vahid Halilhodžić tras una nefasta racha de cuatro derrotas, tres empates y tan solo una victoria.
En Vigo ya eran conscientes de su último fracaso en la Ligue 1, y aún así, la directiva de Carlos Mouriño prefirió tener en cuenta su pasado en el Río Ave y esos conocimientos que recoge de su iniciación técnica. Mohamed sería cesado tras una derrota local ante el Madrid (2-4), y el 12 de noviembre de 2018, ya se conocía el nombre de su sucesor: José Miguel Azevedo Cardoso.
Cardoso duró trece jornadas como entrenador celeste. |
Pese a aquel irrelevante incidente, Cardoso se mostró muy ilusionado con su nueva etapa como entrenador del R.C. Celta. Aquel equipo que con Mohamed optaba a ganar un título, debería conformarse con hallar la salvación, y si se puede permitir el lujo una vez confirmada la permanencia, soñar con los puestos que dan derecho a competir en Europa.
Miguel se puso rápidamente el mono de trabajo y preparó a conciencia su estreno ante la Real Sociedad. Dicho debut se produciría en Anoeta, el 26 de noviembre de 2018. Corría la decimotercera jornada, mal número para empezar. El técnico portugués no haría valer ese dicho futbolístico tan popular que dice "nuevo entrenador, victoria segura", nada más lejos de la realidad. Pese a que la imagen del equipo fue buena, el equipo txuriurdin ganaría por 2-1. En la siguiente jornada trabajaría su primer triunfo como celeste, en una trabajado partido que el Celta se llevó tras imponerse por 2-0 al Huesca, ambos goles de Iago Aspas.
Después vino su primer y único partido de Copa. Cardoso prefirió "tirar" la competición copera sacando un once atípico ante la Real Sociedad, algo que nadie le reprochó al darse mayor prioridad a la situación liguera. Fue todo un acierto, pues la escuadra olívica sacaría una valiosa victoria de El Madrigal al vencer al Villarreal por un sufrido 2-3. El cielo parecía despejarse.
Huesca y Villarreal serían los únicos rivales directos a los que el portugués supo ganar la partida, pues a partir de entonces llegarían los malos resultados. Primero un empate en Balaídos ante el Leganés, y posteriormente llegarían cinco derrotas consecutivas ante Barça, Athletic, Rayo, Valencia y Valladolid. Cuatro de esos rivales eran rivales por el descenso en esos momentos, y todos salieron airosos.
El Celta de Cardoso actuó de equipo aspirina para sus rivales, concediendo victorias a equipos que despegaban mientras el conjunto celeste se hundía. La directiva mostraría su confianza en el entrenador a expensas de lo que ocurriera en Balaídos frente al Sevilla, y un Celta engañoso vencería por 1-0.
- La cosa iría a peor. Iago Aspas, que llevaba lesionado desde la visita al Nou Camp, recaería de su lesión tras otra derrota en Getafe. Durante el calentamiento de una dolorosa derrota local ante el Levante, el jugador recaería con un diagnóstico preocupante que le apartaría de los terrenos de juego un mes más. Mientras, el cuadro levantino humillaría a los célticos con una derrota por 1-4.
Vale que al Celta le faltaba Iago, vale que los arbitrajes no favorecieron en ocasiones, pero lo que sí quedaba claro es que el equipo mostraba una imagen penosa jornada tras jornada, y mientras Cardoso seguía haciendo experimentos con gaseosa. Defensa de cinco hombres, Brais en punta, apoyo total con jugadores como Jozabed y Juncà... Eso acabó por cansar a la afición, y el club no tendría más remedio que cesar al portugués tras la última derrota en Ipurua con el Éibar como rival (1-0). Otro competidor que escapa.
Ese partido ante el Éibar, ese maldito número trece de la jornada señalada marcaría su final como entrenador de un equipo necesitado de puntos. A Cardoso se le notaba desquiciado, consciente de que la situación se le iba de las manos, que ya no había nada que hacer.
Trece jornadas con ocho derrotas, dos empates y tres victorias, cuatro puntos de treinta posibles y el celta a dos puntos del descenso amenazado por Huesca, Villarreal y Rayo. A Miguel Cardoso se le acabarían los créditos y ya no le serviría ni el apoyo de la plantilla. Una de las peores rachas del Celta en Primera acabaría con su etapa en el banquillo de Balaídos, donde no se sentaría jamás.
El 3 de marzo se conoce su sucesor, Fran Escribá. Éste tendrá que lidiar con una complicada situación causada por una mala gestión del club. Tampoco se le puede culpar de todo al portugués, ya que sabido el delicado estado del Celta en Liga, lo mejor hubiera sido buscar un entrenador con experiencia en la categoría, y no fue así.
De lo que tampoco se le puede acusar es de falta de compromiso. El de Trofa siempre se mostró entusiasmado con el equipo y la ciudad, pero las constantes cabezonerías de contar con jugadores inadecuados o la manía de modificar posiciones y esquemas en el campo, ha hecho que el portugués se marchase sin cumplir con el objetivo. Solo queda agradecer su compromiso y desearle suerte allá donde vaya.
Como técnico celeste, Miguel Cardoso acumuló ocho derrotas, dos empates y solo tres victorias. |
sábado, 2 de marzo de 2019
Lucas Olaza apartado por el entrenador.
- La estancia de Lucas Olaza en el Celta va camino de convertirse en un periodo vacacional. Nos han vendido la historia de que el jugador había llegado en baja forma y que por esa razón aún no podía ser empleado por Miguel Cardoso, quien no parece estar entusiasmado por el lateral uruguayo.
Olaza ya pasó de puntillas por el R.C. Celta de Vigo durante la campaña 2015\16, procedente del Atlético Paranaense, en el que tampoco tuvo un papel destacado. Volvió a Argentina para resurgir con Boca Juniors, y pudimos verle en la final de la Copa Libertadores, en la que su equipo cayó derrotado ante River Plate.
El Celta esperó a "colocar" al eslovaco Róbert Mazáň, otro jugador que no convencía al técnico portugués y que acabó abandonando Vigo para irse cedido al Venezia. En la plantilla céltica había un vacío por cubrir, exactamente en el lateral izquierdo, posición en la que Cardoso sólo contaba con David Juncà. Entonces se produjo el retorno de Luzas Olaza, que esta vez vendría para formar parte del primer equipo.
Su llegada supondría un alivio para una plantilla que sufría en carencias defensivas, pero Olaza no sería suficiente, o al menos así lo entendió el entrenador, puesto que ni siquiera le ha concedido la oportunidad de disputar ni un solo minuto.
Hoedt y Boudebouz -los otros refuerzos invernales- si han llegado a debutar. El holandés incluso se ha ganado un hueco en la zaga celeste. No obstante, el caso de Olaza es más extraño, ya que ni siquiera suele entrar en convocatorias.
Una vez más, el carrilero charrúa se ha quedado fuera de la convocatoria de cara al partido en Ipurua frente al Éibar. Muchos no entienden esta decisión, pues Juncà no está ofreciendo un gran nivel y tampoco cuenta con recambio en caso de lesión o expulsión.
Por su parte, Olaza sigue sin debutar y en silencio. La verdad es que nadie puede reprocharle nada, ya que el comportamiento del uruguayo está siendo ejemplar. Entrena duro cada día y todas las semanas contempla como su entrenador le sienta en el banquillo, incluso a veces le excluye de la convocatoria, como ha ocurrido hoy.
Con serios problemas en el flanco izquierdo defensivo, Lucas ni siquiera ha tenido la oportunidad de demostrar su valía, algo que parece no va a cambiar. A lo mejor Cardoso le está mandando un mensaje a la directiva, pues parece que aparta al uruguayo como el que aparta los guisantes de un plato de paella.
jueves, 28 de febrero de 2019
Los créditos de Miguel Cardoso.
- A mediados de noviembre llega a Vigo un entrenador un tanto desconocido para la afición celeste. Con un currículo de haber entrenado a Río Ave y Nantes, además de su labor como ayudante técnico en las filas del Deportivo de La Coruña, el de Trofa (Portugal) cogería las riendas de un Celta en tierra de nadie que hasta la fecha había sido dirigido por Antonio Mohamed.
Su tarea parecía sencilla: eludir el descenso y, si hay opciones, clasificar al equipo en puestos europeos. La segunda opción cada vez se fue haciendo menos creíble según iban transcurriendo las jornadas, pero peor es ver la delicada posición del Celta en la tabla. Ahora está más clara su misión.
Quemaría su primer crédito al perder en Liga con la Real Sociedad, equipo al que permitiría pasar de ronda en Copa al dar prioridad a los partidos ligueros. Hasta ahí todo bien, y aún mejor cuando se ganaría dos créditos más en las siguientes jornadas gracias a derrotar a Huesca y Villarreal.
Esos dos créditos se irían con el empate ante Leganés como local y las posteriores derrotas ante Barça y Athletic. Perder en la Ciudad Condal entra dentro de lo lógico, pero ceder ante un Athletic en puestos de descenso escoció mucho, demasiado.
Peor serían los créditos perdidos ante Rayo, Valencia y Valladolid, rivales competidores por los puestos de descenso que saldrían beneficiados por el mal planteamiento del técnico o la falta de actitud de algunos jugadores. El Celta actuó de aspirina para tres equipos necesitados con tres derrotas consecutivas.
Una pírrica victoria ante el Sevilla en Balaídos serviría para ganar otro crédito por cortesía de la directiva céltica, quienes todavía pensaban que el portugués no merecía ser destituido. Medio crédito perdió después en Getafe, pues el mal arbitraje le excluye de gran parte de aquella derrota en Madrid.
Incomprensible es esa comprensión del club tras la dolorosa goleada del Levante en Balaídos, otro que optaba al descenso y ahora se ve más aliviado. Cuando todos daban por "muerto" a Cardoso, la directiva, con Carlos Mouriño a la cabeza, siguió confiando en el técnico luso, que a base de mucho trabajo lograría sacar un empate de Mendizorroza ante el Alavés.
Medio crédito más tras el punto de Vitoria, que sumando con otro empate en Éibar sumaría otro bonus para Miguel Cardoso... o no. Aseguran que los jugadores están con él, por lo que igual ha sumado entre 22 y 25 créditos que le mantendrán en el cargo salvo situación alarmante. Por el bien de todo el celtismo, por del club y por el bien de él, esperemos que los créditos nunca se agoten o se consuman cuanto antes.
viernes, 22 de febrero de 2019
La excusa de las lesiones.
- A Miguel Cardoso se le acaba el crédito e insiste en no cambiar su idea sobre el juego que cree que salvará al Celta de bajar a Segunda División. La afición de Balaídos está extrañada con la exclusión de algunos jugadores y algún caso está justificado y otros no.
Tenemos el ejemplo de Radoja, apartado del club por no querer renovar, o al menos por no llegar a un acuerdo con la directiva céltica. Luego está el caso de Emre Mor, un jugador de indudable calidad que, lejos de adaptarse al equipo, está siendo castigado una y otra vez por sus actos de indisciplina.
Pero nos encontramos con otros jugadores de gran calidad que apenas cuentan para el entrenador. A Sisto le persigue un extraño mal fario, Hjulsager pone voluntad pero no es del gusto de Cardoso y Jensen tiene calidad por un tubo, pero tampoco está contando con minutos.
La directiva fichó ciertos jugadores en el mercado invernal para ayudar en la lucha por la permanencia. Solamente el holandés Hoedt cuenta para el entrenador. Boudebouz apenas ha tenido oportunidades y de Olaza se dice que no está en condiciones para jugar.
La misma excusa se pone con Mathias Jensen, un jugador de puro talento que no ha tenido suerte con las lesiones. Ahora bien, ¿cuándo estimará Cardoso que el danés está preparado para tener más minutos?. De momento solo le hemos visto en escasos minutos con el Getafe y otros tantos con el Levante. Es decir, tuvo más protagonismo con Mohamed y menos con Cardoso.
En el caso del técnico argentino, Jensen permaneció gran parte de la temporada lesionado a cuenta de su recaída. Eso sí, con el portugués lleva tiempo preparado para jugar, pero parece que Jozabed es más de su gusto.
El celtismo pide un cambio a gritos, algo que cambie esta incómoda situación que podría acabar con el Celta en Segunda. Olaza y Jensen no cuentan para Miguel Cardoso, quien prefiere contar con Juncà y Jozabed en sus respectivas posiciones. Parece que el celtismo no piensa igual. Por algo será.
El problema de Maxi Gómez.
- Todos se preguntan: ¿Qué le ocurre al Celta?. ¿Por qué con semejante plantilla el equipo no levanta cabeza?. Uno de sus principales problemas es la falta de gol. Sabemos que falta Iago Aspas, pero tenemos un gran delantero que está respaldado por una línea de ataque con bastante calidad. Boufal y Sisto son dos buenos ejemplos, aunque el último no acaba de recuperar su mejor versión.
Delanteros como Maximiliano Gómez González no necesitan que les pongan los goles en bandeja, pero da la sensación de que en las últimas jornadas no es capaz de hallar el gol ni con la ayuda del mismísimo Maradona.
Hay que recordar que el año pasado cuajó una sensacional temporada en la que registró diecisiete tantos en la Liga. Este año va por la buena senda con sus nueve goles, pero su talento goleador se ha visto afectado con la ausencia de Iago Aspas. ¿Casualidad?.
Algunos dicen que mucho tiene que ver el interés de varios equipos en hacerse con sus servicios, entre los que también habría que sumar al F.C. Barcelona, el último que se sumado a la puja por el atacante uruguayo. Muchos creen que Maxi se está reservando, que teme sufrir una lesión que interrumpa su fichaje por el club blaugrana.
La opción que parece más seria es la de la falta de su compañero Iago Aspas. Con el de Moaña el Celta ha perdido chispa en ataque, y eso se nota. Maxi no coincide con su fiel compañero de ataque desde el 22 de diciembre de 2018, el día en el que Aspas cayó lesionado en el Camp Nou. Ahí comenzaron los serios problemas de Maxi con el gol.
Con la desaparición del "Príncipe de las bateas", el ariete charrúa solamente ha podido registrar un gol, y de penalti. Es más, Cardoso ha tenido que hallar en Araújo un defensa reconvertido en delantero, ya que Maxi no es capaz de romper su maleficio.
Con Iago no pudo ni coincidir en Getafe, puesto que "Maxigol" fue expulsado injustamente por González Fuertes. Iago entraría al campo en el segundo tiempo, y ahora tendrá que acostumbrarse a su ausencia, ya que al punta gallego le aguardan entre 4 y 6 semanas de recuperación tras recaer contra el Levante.
¿Recuperará Maxi el camino del gol?. ¿Es simplemente una mala racha? o, como muchos aseguran, ¿estará pensando en un nuevo destino?.
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